1 – Lavar el coche es todo un ritual.
Ese simple acto que no le lleva más de 15 minutos a una persona normal, a nosotros nos puede llevar toda una mañana. Es algo más con lo que disfrutamos, no todo gira entorno a conducir el coche que tanto nos gusta, también disfrutamos mimándolos.
A no ser que tengamos prisa, solemos ir a centros de lavado (a no ser que tengamos nuestro espacio propio) con nuestro cubo, esponja, papel y todo tipo de productos de limpieza. El objetivo es dejar nuestro coche lo más impecable posible. Podemos perder horas limpiando llantas o incluso rincones a las que una persona normal nunca accedería.
Cuantos capós habéis abierto y veis el vano motor hecho una guarrada? Para nosotros es una de las partes más importantes de nuestro coche. Dejar limpio el vano motor dice mucho de ti.
2 – ¡Eh, tío! ¿Escuchas eso? Seguro que es un…
¿Te resulta familiar estar con tus colegas y detener la conversación por el ruido que proviene del escape de un coche al que a ninguno de vosotros le alcanza la vista? Ese momento en el que tu o uno de tu grupo suelta… “¡¡eh eh!! ¿Qué es eso?”. Toca afinar el oído y escuchar atentamente el sonido que emite un escape por la posición y cantidad de cilindros que tiene ese motor…
Si todos tus colegas están locos como tu por los coches, empezaréis a soltar la posible identidad de ese coche… “¡Suena a Subaru!” “¡Qué va tio! eso no suena a boxer!” “¿Un mustang?” …pero ojo con lo que dices si no quieres quedar en ridículo!
3 – Tenerlo controlado te tranquiliza.
Es imposible no clavarle 3 miradas seguidas a tu coche cuando lo has aparcado y te estás alejando lentamente de él. La atracción que sentimos por nuestro propio coche es imposible de describir. Supera con creces el significado de esa máquina que te lleva del punto A al punto B. En ella hemos puesto sudor, dinero y tiempo, con lo que al final hay un vinculo en el que los sentimientos juegan un papel importante.
Si no lo tenemos a la vista, sufrimos en todo momento si estará en buenas condiciones y si nadie se habrá parado a manosearlo o cosas peores… ¡La envidia es muy mala y lo sabes!
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