Corría la década de los ochenta, para muchos el final de la época dorada del automovilismo. En aquel entonces existía el Grupo B, una alocada categoría de rallys en la que competían bestias como el Audi Sport Quattro que llegaron a evolucionar hasta el S1 E2. En el año 1986 las mejoras fueron tales que los coches llegaban a alcanzar con suma facilidad los 600 cv de potencia. Imaginaros ver un fórmula 1 por un tramo de rally, porque es lo más parecido. Se alcanzaban velocidades de vértigo y como consecuencia, ese año hubo muchos accidentes que obligaron a la FIA a cancelar el maravilloso Grupo B.
Producto de ello fue la cancelación de Grupo S que se iba a estrenar en el año 1987. ¿El Grupo B os parecía alocado? Porque este ya no tiene adjetivo calificativo… Tras la locura cometida por Audi al hacer un coche de 600 cv con motor delantero y tracción integral para el Grupo B se dieron cuenta que su problema frente a rivales como el Peugeot 205 T16 Evo 2 o el Lancia Delta S4 era simple: El reparto de pesos. Estos dos últimos eran dos compactos con motor central, el cual le otorgaba un reparto de pesos casi perfecto. En cambio el mastodóntico 5 cilindros turbo y 20 válvulas del Sport Quattro situado en la parte delantera le hacía tener “un morro pesado”. Por ello Audi empezó a trabajar en secreto y a espaldas de todo el Grupo Volkswagen en un prototipo pensado para ser el mejor del Grupo S.
Audi Group S Prototype: El prototipo que acumuló 12 km en su odómetro en 30 años
Han pasado 30 años desde el diseño de estos alocados prototipos. Walter Rohrl fue el piloto escogido para testar los Frankesteins que Audi construía. En una ocasión se le vio con un Audi Sport Quattro con batalla más corta y aspecto de motor central. Esa foto dio la vuelta al mundo y por consiguiente llegó a los directivos de Volkswagen, quienes obligaron a la marca de los cuatro aros a destruir sus prototipos, excepto uno.
Este prototipo se quedó en el museo de Audi con a penas 12 km en su odómetro, hasta día de hoy. Con motivo del Eifel Rally Festival 2016, Audi quiso sacar a esta bestia. Se trata, diríamos, de una fusión entre un Grupo C de Le Mans y un Grupo B. El resultado es un coche con aspecto de correr en el Pîkes Peak, pero no. Detrás de los asientos monta el mismo propulsor que el Sport Quattro S1 E2, el 5 cilindros turbo pero muy potenciado. Se rumorea que alcanzaba, o podía alcanzar la friolera de 1000 cv.
Una vez puestos en situación, el piloto encargado de sacar esta pequeña gran joya no podía ser otro que Walter Rohrl. El dos veces campeón de rallys se enfrentó a la bestia y pudo domarlo por los tramos revirados de Alemania, aunque su intención no era darlo todo, ya que podía costarle muy caro un error. El coche volvió sin un arañazo a su guarida, y nosotros mientras os dejamos este vídeo para que os deleitéis.
¿Conocías esta historia? Si eres un apasionado de los rallys suponemos que sí. Pero… ¿Conoces alguna historia parecida? ¡Nos encantan estas rarezas y siempre nos encanta escuchar de nuevas!
No conocía esta historia, pero me parece de lo más curiosa XD